Artículos periodísticos

La carne es otra vez un gran negocio

Sergio Llamera
Miércoles 17 de septiembre de 1997
Informe especial de La Nación

La mayor demanda esperada por la apertura de otros mercados alienta a los ganaderos a producir más; nuevos capitales extranjeros

La apertura de nuevos mercados para las carnes argentinas promete devolver al sector a uno de los puestos de primacía que alguna vez ocupó como abastecedor mundial, al tiempo que compromete a los ganaderos y a la industria frigorífica a realizar importantes inversiones para hacer frente al esperado crecimiento de la demanda.

La recomposición del stock ganadero es uno de los principales desafíos para aprovechar las oportunidades generadas por la apertura de nuevos mercados, a partir del status sanitario de país libre de aftosa que ganó la Argentina.

El sector deberá producir un millón de toneladas adicionales de carnes frescas para abastecer los requerimientos de los nuevos clientes, pero para eso es necesario aumentar las existencias actuales de 50 millones de cabezas a 60 millones, y que además se logren mejoras importantes en la productividad, según los especialistas consultados por La Nación.

Esta brecha entre el potencial del mercado y la realidad del sector es una de las principales fuentes de oportunidades de inversión, en la que asoman protagonistas locales y también internacionales de primera línea.

La demanda creciente tiene varias consecuencias internas, tanto sobre la producción y la industria frigorífica como sobre el consumo.

Con la apertura en las últimas semanas de las fronteras de Estados Unidos, Canadá, Taiwan y China para la carne argentina, fuertes capitales llegaron al negocio, a la vez que el operativo de reempadronamiento de frigoríficos provocó una depuración de medio centenar de plantas de faena que no se ajustaban a los estándares sanitarios internacionales.

Mientras los productores mejoraron su situación, entre otras cosas por la duplicación de los precios de las vacas preñadas en el último año, este efecto difícilmente demore mucho más en alcanzar a los consumidores: en Liniers, el novillo aumentó el 23% real desde enero último.

Carnes y ganado, el boom de la hora

La apertura de nuevos mercados para la exportación impulsa los precios y las inversiones en campos y en frigoríficos

El creciente interés de inversores extranjeros por campos y frigoríficos, el veloz aumento del precio de la hacienda en el mercado interno y la revalorización de vientres y reproductores son los más claros indicios de la profunda transformación que está viviendo el negocio de la ganadería y las carnes en la Argentina tras la apertura de mercados externos para el sector, luego de su nuevo status sanitario como país libre de aftosa.

El primer foco de atracción de inversiones es la diferencia de 10 millones de cabezas que hay entre el stock actual, de 50 millones de animales, y el ideal de 60 millones, con mejoras adicionales de productividad, que según los expertos serían necesarios para atender todos los nuevos mercados.

El proceso de recomposición de las existencias se ha iniciado y se observa en los altos precios que se están pagando hoy por los vientres, que duplican prácticamente los que se registraban hace un año.

Para el ganadero y ex presidente de la desaparecida Junta Nacional de Carnes Luis Enrique Garat los altos precios actuales de la hacienda son una conjunción de la realidad actual del mercado y de las renovadas expectativas.

Por un lado está el aumento en un 25% del precio del novillo -23% real, si se descuenta una inflación del 2%- desde principios de año hasta ahora. De unos 0,80 peso por kilogramo pasó a aproximadamente 1 peso.

El precio de la escasez

Para Garat, el precio actual del novillo "es el precio de la escasez de oferta en el mercado interno" por la sucesión de años en los que lentamente se fue castigando el stock vacuno, de dos o tres años de sequías e inundaciones con su secuela de malas pariciones y, por último, de "la degollina" provocada por la fuerte atracción que ejercieron los precios agrícolas de 1996.

La demanda interna, incrementada por una economía que el año último creció un 4% y un 8% el actual, encuentra una oferta disminuida y esto hace subir el precio.

¿No es excesiva la suba? Para Garat, no. "Es un precio razonable para la situación de escasez existente. Sigue siendo el novillo más barato del mundo", dijo.

En cuanto al ternero, al que denomina como "la esperanza al futuro", explicó que aumentó aproximadamente un 30% al pasar de 0,78 pesos a 1,10 y 1,20 en el presente.

Respecto de la hembra preñada, que en 1996 no superaba los 280 pesos, ahora se habla de 560. En este caso el incremento es del 100%. Garat considera a la hembra como "una esperanza a futuro que va a dar seis o siete terneros. Es un bien que se amortiza en el tiempo y este va a decir si los precios que se pagan hoy fueron razonables o no".

En opinión del experto, la suba del novillo responde exclusivamente a causas internas. Al analizar los mercados externos sostuvo que el único que está respondiendo satisfactoriamente es el chileno, aunque advierte que habrá que observar qué ocurre después de su fiesta patria, mañana, que es el momento pico del consumo.

Explicó que del total de nuestro mercado de exportación la mitad o más, en valor, corresponde a la Unión Europea (UE), plaza que hoy presenta una desfavorable performance por el mal de "la vaca loca".

Después de la UE, el segundo mercado es el Mercosur más Chile. Este último país compra hoy más que Brasil. "Esto puede dar una idea de lo que puede representar Brasil el día que su pueblo coma más carne que ahora", agregó Garat.

Y sólo después de esos mercados ubicó a los Estados Unidos y al sudeste asiático, que son "una expectativa de mediano y largo plazo", cuya concreción depende de la acción de los exportadores para ganar esos mercados y del Gobierno para poner orden en el comercio interno.

Según el especialista, los productores pagan por las vaquillonas preñadas el doble que antes fundándose en las expectativas. "La gente cree que la carne puede llegar a los precios de la Unión Europea", explicó.

Garat no cree que el precio del novillo se ubique en 1,20 y hasta 1,40 peso como suponen algunos ganaderos. Esa categoría estuvo tocando mucho tiempo 0,99 peso, pero se resistía a llegar al peso. Finalmente lo superó, pero no logró sostenerse.

En cuanto a la duplicación del precio de las hembras, dijo que son valores que corresponden a vaquillonas generales seleccionadas que pueden servir de base de planteles. En este caso es un mercado de inversión y sólo el tiempo dirá si lo que se pagó fue un poco más o un poco menos de lo que correspondía. De todos modos, razonó, como la inversión se diluye en el tiempo la eventual pérdida no es demasiado importante.

El riesgo, para Garat, está en el corto plazo y personalmente no se animaría como invernador a pagar 1,20 y hasta 1,40 peso, como se ha pedido, por el ternero. En su opinión, el precio del novillo, dentro de la escasez y con una economía en crecimiento, se estabilizará en 1 peso.

El ex titular de la Junta Nacional de Carnes no descartó que exista una sobreexpectativa entre los productores porque anteriormente las etapas de recomposición se dieron en un ambiente inflacionario. "Esta -dijo- es la primera vez que vamos a vivir un ciclo de recomposición en un clima de estabilidad y tasas de interés reales; esto puede demostrar si se pagó de más o de menos".

¿A un peso el kilogramo de novillo, la ganadería puede competir con la agricultura? Garat cree que la productividad ganadera cambiará con sólo dos herramientas: la siembra dierecta y lo que denomina "el piolín eléctrico". Con ellos los invernadores de punta levantaron los techos a 800 y 1000 kilogramos por hectárea y los buenos a entre 300 y 600 kilogramos.

La cría, en cambio, continúa tecnológicamente demorada, pese a que para algunas zonas se han corrido los techos de producción.

En la cuenca del Salado, la más característica para los terneros, las periódicas inundaciones limitan la aplicación de tecnología.

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